18.9.08

Memoria y organización

Hace poco más de 700 días, Jorge Julio López, testigo del primer juicio oral y público luego de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida en el que Etchecolatz, ex Director de investigaciones de la Policía Bonaerense , fue condenado a reclusión perpetua, fue secuestrado y continúa desaparecido.

Esta situación evidencia la existencia de impunidad aún 32 años después del golpe cívico militar que basó su poder en la imposición de políticas de terror, generando miedo y fraccionamiento de la sociedad, lingüísticamente expresado en el famoso “no te metás”.

Hace poco más de 30 años, en la ciudad de La Plata , un grupo de estudiantes secundarios se organizaron para reclamar por sus derechos y para luchar por un modelo de país distinto. En respuesta a ello, el gobierno de facto secuestró y torturó a seis de est@s estudiantes que hoy continúan desaparecid@s.

Hace sólo unos días, en nuestra ciudad, trabajadores de los gremios de Luz y Fuerza y de SUOEM sufrieron allanamientos y violentas detenciones por la madrugada. El delito de estos trabajadores fue haber sido parte de los repudios a la Ley de Reforma Previsional que aprobó el gobierno provincial y que atenta contra los salarios y derechos de l@s trabajador@s. Estos arrestos se produjeron ante los anuncios de nuevas medidas de protesta contra la mencionada ley.

Hoy se están llevando a cabo juicios a l@s genocidas que torturaron y asesinaron y cuyos crímenes son de una brutalidad tal que su carácter de imprescriptibles permitió que, a pesar de su lentitud, la justicia de nuestro país finalmente les diera un respiro a las organizaciones de DD.HH. y al resto de la sociedad que reclamaron por justicia durante tantos años.

Sin embargo, vemos cómo en la actualidad se siguen reproduciendo prácticas para instalar el miedo y que atentan contra la organización de los miembros de la comunidad. Por ello, festejamos las sentencias de prisión perpetua a asesinos como Menéndez y Bussi, entre otros, impunes durante tanto tiempo; pero no podemos ignorar las prácticas que atentan contra los DD.HH. hoy.

Como dijera el Subcomandante insurgente Marcos: “La memoria es sobre todo, dicen nuestros más primeros, una poderosa vacuna contra la muerte y alimento indispensable para la vida. Por eso, quien cuida y guarda la memoria, guarda y cuida la vida; y quien no tiene memoria está muerto.”. Pero la memoria no sólo debe servir para repudiar lo ocurrido en el pasado, sino para entender nuestro presente y luchar por los derechos de todos los sectores y miembros de nuestra sociedad, de manera organizada y colectiva: la única manera de enfrentar el miedo, el silencio, el olvido…