16.5.08

Martini on the rocks



(lo peor de tomar es la resaca)

Como much@s hablan pero casi nadie escribe sobre una problemática que domina la atmósfera de nuestra Facultad, “tomamos la posta” y lo hacemos desde “el 13”. Lo cierto es que el mes que viene se vence el mandato de la actual gestión decanal (¿alguien sabe si oficialmente ya se llamó a elecciones para renovar el cargo?). Lo cierto es que, si bien puede resultar mera casualidad que en algunos de nuestros celulares al momento de escribir “Elgue” los irónicos aparatejos cifren el término “élite”, el enésimo mandato de Cristina Elgue de Martini culmina con muchísima pena, con nada de gloria y con la necesidad de generar un discurso que amplifique algún que otro logro y que disimule la permanente obstinación por acumular poder para beneficio de un@s poc@s, en perjuicio de casi tod@s.
Como para que no suene a pura concentración de saña y al mismo tiempo, reconociendo que siempre va a ser pequeño el espacio disponible para dar nuestra opinión sobre lo pobre que nos pareció siempre la performance de Elgue al frente de Lenguas, vemos la necesidad de destacar que su desempeño jamás dejó la sensación de la transparencia económica y calidad académico/institucional que nuestra Facultad requería y requiere. Tampoco generó vínculos externos a nuestra unidad académica sino con intereses personales y acomodaticios: su estrecha cercanía con González (ex Rector) y decanatos como los de Willington (Cs. Médicas) y Yanzi (Derecho) siempre fue vista con preocupación por quienes defendemos la Universidad pública y sin aranceles ni restricciones en los ingresos. Por otra parte, convirtió a Lenguas en una “isla” desentendida de las problemáticas sociales y los convulsionados procesos que nuestro país ha experimentado en los últimos años. Como derrotero de todo esto y de su enfoque mercantilista sobre la Educación, queda el saldo de una espantosa precarización de las carreras de grado y de las condiciones laborales de l@s docentes a cargo de las distintas “ofertas académicas” de la Facultad.
La verdad es que hay más pero probablemente este sea más bien el momento de acentuar nuestro rigor intelectual en evitar que algo de esto vuelva a ocurrir y en generar las condiciones para que quienes representen a nuestra institución sean delegad@s de las necesidades de nuestra comunidad con capacidad de decir pero también de escuchar; no sujetos preocupados por hacer carrera política desentendidos de la realidad real, de la tangible: de la nuestra.¡Ah, cumpas! El dato es que actualmente no tenemos Secretari@ de Asuntos Estudiantiles. La frutilla de este amargo postre es que Viviana Grandinetti de Sappia renunció a ese cargo (y a los otros dos que ostentaba simultáneamente: Extensión y Relaciones Internacionales) a través de una nota que combina el agradecimiento (sic) hacia Cristina M. y, al mismo tiempo, la decepción (sic) por como fue tratada por la gestión en el último periodo. Bueno, igual para ser justos, algo hay que reconocer a Martini: en más de diez años al frente de Lenguas, casi nunca la vimos dos veces con el mismo atuendo, quizá porque la etiqueta nunca fue su “talón de Aquiles”.

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